DESDE LA ATALAYA DE LA VIRGEN DEL CARMEN
Os escribo en esta memoria de la Virgen de Fátima. Las familias
del Cenáculo han vivido un enriquecedor retiro en las
dependencias de la FP. Los niños de primera comunión han
celebrado con mucha alegría la gran fiesta de Cristo en ellos. A
última hora de la mañana bajé a la catedral castrense para
celebrar la boda de Bea y Milón. Adoración con familias y
confesiones en el Carmen. Preparar la boda de Vir y JuanPa.
Adoración con matrimonios de Amor Conyugal, más confesiones
y cena en casa, con Javi Valentín-Gamazo después de 5 años
en las casas de Lourdes y Ars de la Comunidad Cenáculo.
Termino el día agradecido a la Virgen. Esta semana hice noche
en la pradera del Yelmo de la Pedriza con los chicos de grado
medio de FP. Vimos amanecer desde la cumbre. Cada uno de
ellos tiene su diálogo íntimo con Dios. Uno me pidió el bautismo,
varios la confirmación, otros su primera comunión. “Vosotros en
mí y yo en vosotros” manifiesta hoy Jesús a sus discípulos. No
nos ha dejado solos, sino que ha establecido una permanencia
para siempre en nosotros, por el Espíritu Santo. No somos
conscientes de su presencia en nosotros. Ayer discutía con uno
que manifestaba su desconfianza hacia papa Francisco. ¡Cuánto
tiempo nos hace perder el maligno por estas tonterías!
Pensamos que las cosas tendrían que ser de otro modo. La
verdadera renovación de la iglesia y del mundo pasa por mí,
cuando me dejo guiar por el Espíritu de Cristo. Nos lo ha
prometido, no nos va a faltar. En comunión, vuestro párroco.
Gracias de corazón a la parroquia de San Ignacio de Loyola
Carta testimonio en agradecimiento a nuestra comunidad Parroquial de nuestro querido Seminarista Miguel Fragoso
21/09/2022 – Fiesta de San Mateo, apóstol y evangelista
Parece que fue ayer que el Sr. Rector del Seminario de Madrid me destinaba a la parroquia de San Ignacio de Loyola, y pasaron ya 9 meses de gracia, que me cambiaron el corazón y me hicieron crecer.
Este verano, me pidieron regresar al Seminario, para que me pueda dedicar más a la oración, y seguir formándome académicamente. Así, por una parte, es con gran dolor que dejo esta parroquia que tanto me cuidó, y que intenté también yo cuidar, pero es también con gran ilusión que abrazo la nueva misión que el Señor me pide, a través de Su Iglesia, que es Madre y sabia.
Gracias a los sacerdotes por su amistad, ejemplo, consejos y, sobre todo, por el perdón y la Salvación de Dios en los Sacramentos de la Confesión y de la Eucaristía.
Gracias a las hermanas APCS que todos los días me enseñaban con su ejemplo a trabajar para Dios, sin que la mano izquierda supiera lo que hace la derecha, en la sencillez del escondido que ve el Padre que está en el Cielo.
Gracias a las familias que me acogieron y cuidaron en sus casas como uno más. Cuantos ejemplos del Amor de Dios, que es Trinitario, en vuestras relaciones familiares, en vuestra acogida, en vuestro cuidado.
Gracias a las comunidades del Cenáculo, Betania y a los jóvenes de Effetá, que me acompañaron en la oración y me enseñaron a ser más sencillo de corazón, con su ejemplo, y a abrirme a Dios desde mis miserias y limitaciones, para que Dios pueda hacer su obra en mí corazón.
Gracias a los grupos de matrimonios jóvenes que tuvieron la valentía de iniciar su familia poniendo a Jesús en el centro de sus vidas, como Luz que ilumina el Camino para la felicidad Eterna.
Gracias a los enfermos a quien tuve la gracias de visitar, acompañado de Jesus sacramentado. Que milagro cada uno de estos encuentros y cuantas lecciones de vida aprendidas en cada mirada, en aceptar la cruz de cada día que permite seguir caminando con el Señor, en la devoción con que recibían la Comunión.
Gracias al Colegio San Ignacio de Loyola y a la residencia de ancianos Santa Maria de los Ángeles que, teniendo ritmos muy distintos y misiones distintas, guardan un mismo tesoro: ¡corazones de niño que nos acercan al Reino de los Cielos! Gracias a las directoras de estas dos instituciones que, juntamente con sus equipos, nos enseñan que la verdadera alegría está en el amor al prójimo, poniéndonos a su servicio.
Gracias a la FP por enseñarme a mirar cada vida con la mirada de misericordia y de esperanza del Señor y por tener en la base de su plan de estudios el amor.
Gracias a todos los parroquianos porque habéis dado sentido a mi vida y me habéis fortalecido en el camino vocacional con vuestra oración, con vuestro ejemplo y con vuestra sed de Dios.
Mañana iniciaré la semana de ejercicios espirituales que antecede el ritmo normal del curso en octubre. Me encomiendo especialmente a vuestras oraciones a la vez que os aseguro la mía, y aquí me tenéis para lo que haga falta.
Pidiendo perdón por todo lo que hice mal y por lo que quedó por hacer, os dejo un abrazo en los Corazones de Jesús y de Maria y quedo a vuestra disposición para lo que haga falta.
Miguel Fragoso